Se trata de un dispositivo llamado Argus II, ideado para ayudar a aquellos que sufran de retinitis pigmentosa. El procedimiento que lleva a cabo el invento es el habitual en estos casos: una cámara especial montada en el centro de unas, la cual envía imágenes a una computadora portátil, la cual procesa la información y las reenvía de manera inalámbrica en un formato especial a un implante dentro del ojo. Este implante por su parte estimula eléctricamente células saludables en la retina, cuya información es procesada por el nervio óptico, el cual envía la información al cerebro. Esta información es “vista” por los usuarios como una serie de destellos de luz, los cuales deben aprender a interpretarse, y que podemos imaginar como una pantalla a blanco y negro de baja resolución. Con la práctica, el cerebro se adapta y empieza a ver formas de manera similar a como ven las personas con vista normal.
El ronda los 100.000 dólares, es el gran problema de estas nuevas tecnologías, que los precios no son accesibles.
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